Tuaregs y albinos
Los tuareg son bereberes de raza blanca y se distinguen del resto de tribus nómadas que recorren el norte de África por peculiar belleza, su lengua propia: el Tifinagh de evidentes conexiones con el euskera y sobre todo por sus característicos ropajes azules que les envuelven todo el cuerpo, salvo los ojos. Las leyendas dicen que los “hombres azules” descienden de la mitológica reina de la Atlántida Tin Inam que huyó de Tartessos, último reducto atlante en la península ibérica, a lomos de su maravilloso camello albino. La acompañó su hermana y vasalla Takamat. Ambas terminaron su viaje en los montes de Hoggar y sus descendientes dieron lugar a los nobles y los vasallos que hoy lo habitan. Las mujeres, acostumbradas a las ventajas de la realeza atlante, pronto se hicieron con esclavos, los bellah, que les ayudaba en las tareas más duras, para poder ellas dedicarse al estudio y la lectura.
A pesar de los intentos de los conquistadores franceses en erradicar la esclavitud, ésta aún se mantiene en pleno siglo XXI. Los desgraciados hijos de los bellah, nacen esclavos y lo serán toda su vida, pero hay humanos aún más desafortunados que ellos en la aparentemente muy culta, sociedad tuareg: los albinos. Aunque nazcan de los “hombres libres”, como se autodenominan los tuareg, los niños albinos son destinados al escalafón más bajo de la sociedad: servidores de los “bellah”, convirtiéndose por vida en esclavos de los esclavos. Llevando una vida de sufrimiento y escarnio. Ante tal destino sus padres, al descubrir su condición, prefieren arrojarlos de bebés a los pies de los tremendos hormigueros de más de cuatro de altura que construyen las temidas termitas rojas, para que estas los devoren. A veces les cortan la cabeza para ahorrarles sufrimientos. Es una secreta tradición que pocos medios occidentales se atreven a denunciar porque las voraces termitas hacen desparecer los restos en horas y carecen de pruebas físicas. En la foto de Iván Benitez aparecen dos niñas albinas que fueron salvadas de la voracidad de las termitas en Segou un poblado a la orilla del Niger en Mali.